miércoles, 13 de abril de 2011

Alzheimer

Es terrible ver como se definió el escenario político en nuestro país. Como lamentablemente manda la historia, y que pena que a estas alturas del partido descubra que el Perú sufre de Alzheimer (una enfermedad republicana que siempre padeció); hemos vuelto a desperdiciar la mejor opción para ejercer el cargo de Presidente del Perú. Esta vez se ha escogido entre un candidato que no da cara por su plan de gobierno radical y anti sistema, y una candidata que se jacta de las bienaventuranzas de su padre, que dicho sea de paso cumple condena de pena privativa. Elegir entre un candidato que tiene en sus filas la elite comunista del país y encima nos hace creer que su partido no es de izquierda; y una lideresa que alguna vez desterró a su propia madre. Cómo podemos tener confianza de alguien que no llega admitir la tendencia de su partido y en los medios de comunicación presenta un discurso contrario al de su plan de gobierno y que no admite confrontación. Cómo podemos pretender ser liderados por alguien que destierra a su madre; qué nos queda a nuestra patria de la hija del que vendió patria (Tiwinza).

Podemos sacar miles de conclusiones acerca de estos dos candidatos, como dicen en el argot futbolístico: después de los noventa minutos todos somos técnicos. Es la hora de ser cautos de poner las cosas en paños fríos. Para empezar, debemos hacer un mea culpa y preguntarnos qué tan culpables somos nosotros de esta realidad. Vivimos en un país segregado, discriminante, con desigualdad de oportunidades, centralizado, olvidado, oligárquico, dividido. Somos un país donde los que viven en un lado del rio creen que lo merecen todo por encima de los demás, y los que viven del otro lado del rio creen que lo tienen todo perdido por culpa de los demás; y lo peor que el puente que los une es demasiado corto. Entonces no somos capaces de confrontar una unión, no somos capaces de ser tolerantes ante las carencias de unos y la abundancia de otros, y ante ello dejar de lados estos conflictos que envuelven estas desigualdades. Nos hemos olvidado del respeto. Sí, el respeto a uno mismo, el respeto al prójimo, el respeto a las instituciones, el respeto a las ideas, el respeto a las creencias, el respeto a la raza, respeto a las leyes, el respeto a la patria. Cada día que pasa empiezo a creer que somos una jungla, mas que una civilización. Y no hace falta ser muy estudioso de la materia, pues sólo me basta con cruzar la calle.

¿Y el Estado? ¿Qué ha hecho para sopesar estas diferencias tan graves? Han pasado 190 años de Republica, y nadie hizo lo significativamente justo para mellar estas discrepancias poblacionales. El de la costa accede a mejores oportunidades que el de la sierra y la selva. El de la capital accede a mejores ofertas que el de la provincia. Los polos de las modernidad se concentran en unas cuantas ciudades, alejando del desarrollo y dejando de lado otras ciudades que las necesitan más urgente. Cada habitante tiene un modus vivendis, operandis y pensantis antagónicamente distintos al de la otra región. Unos abrazan el progreso, otros lo rechazan sin saber por qué. Somos un país ambiguo, y no sé si las autoridades gubernamentales ignoran este detalle o se aprovechan de ello.

Por eso recomiendo a cada peruano no fiarse siempre del Estado, hasta que no exista una verdadera reforma de un Estado para el pueblo y por el pueblo. Y el pueblo somos TODOS; primera recomendación, no actuemos excluyentemente. Hagamos una verdadera política de liderazgo social, participativa y apartidaría. Enseñemos con el ejemplo por donde caminar, por donde cruzar las pistas, saber cumplir nuestros deberes; abramos mentes y corazones con el ejemplo y el respeto. Aprendamos a consensuar, a confiar, a discernir, a escuchar y hablar.

Me gustaría seguir ampliando mas el párrafo anterior, pero sé que ando al límite de lo utópico, iluso, idealista y soñador. Y quiero evitar pecar de aquello. Pero si puedo ampliar el actuar de nosotros para lo que se viene. La situación es más delicada de lo que nos imaginamos. A partir de ahora debemos actuar con buen criterio en la segunda vuelta, dejar los revanchismos, sentimentalismos de lado. Ver que propuesta garantiza seguir con el modelo económico que nos ha permitido seguir creciendo. Ver sobre la marcha que plan de gobierno es el más viable, no el mejor, pero si el más viable, que nos pueda asegurar seguir viendo hacia futuro, no sé si el más prospero, pero que tampoco sea el freno del desarrollo. Hoy más que nunca hay que saber que escuchar, leer, pensar y analizar cada detalle que propongan los dos candidatos. Pues de ello depende nuestra elección, además para este episodio no hay una fuerza política electoral que garantice el triunfo de alguno de estos dos candidatos. Y ahora saldrán nuevas alianzas inhóspitas, que yo si me atrevería a decir que podrían terminar poniendo la soga al cuello algún líder político.

Para terminar unas palabras de aliento. En especial para todos aquellos votantes que sí emitieron su voto a conciencia, para los que su voto peso más que la coyuntura socio-política, para los que no cayeron en la trampa de la guerra sucia, y no fueron víctimas de las campañas mediáticas. Tú que defendiste tu voto independientemente de las posibilidades de tu candidato, sigue luchando por tu convicción, que los resultados no te inviten a renunciar a tus creencias, piensa que en cinco años podemos ser la verdadera fuerza democrática y hacer historia en las próximas elecciones dándole oportunidad a quien verdaderamente lo merece, al mejor. Crean que hay autores de esta desgracia que opinan que el mejor candidato se quedó cerca de pasar a segunda vuelta. En nuestras manos está en poder acabar con el voto ignorante que nos impera, y mucho ojo que no me refiero al votante ignorante, soy bien claro en decir el voto ignorante, y que en las próximas elecciones pese mas el voto a conciencia, con candidatos verdaderamente competitivos, y no con actores de circo (los que están en segunda vuelta también son de este bando). Personalmente creo en candidatos como Rafael Belaunde, Pedro Pablo Kuczynski, Manuel Rodríguez Cuadros, Luis Castañeda, deberían ser los futuros líderes políticos de una democracia madura y racional, que nos aleje de actual mediocridad electoral. Aun falta mucho por recorrer, y no debemos seguir siendo víctimas de antiguos fantasmas que solo buscan vivir de la política a costas del pueblo, pues de ellos hay que tener muchísimo cuidado, porque siempre amenazarán con volver, y estar alertas porque para esta vez el Alzheimer no nos puede vencer. Veamos ahora los que nos viene. Que desastre que después de las guerras, ambos candidatos pretendan aliarse con sus enemigos para acaparar simpatizantes, electores y mascotas; esto no encaja bajo ninguna lógica racional. Luchemos por tener un mejor panorama político, hay que creer en la política apartidaría con líderes emergentes, es una forma viable de tener, mejores candidatos, mejores propuestas y mejores electores. ¡Curemos nuestro Perú del mal del Alzheimer!

¡Que Dios nos Bendiga!

sábado, 2 de abril de 2011

Las Guerras Sucias

Toda contienda democrática en el Perú ha tenido un ingrediente en común, al menos los últimos 20 años: La “guerra sucia” o la “anti campaña”. En esta publicación haré un recordaris de cómo se ha manifestado este ingrediente; no si antes aclarar que todo lo que yo divulgue se basa en las campañas mediáticas que han venido ejerciendo los partidos políticos involucrados y la argucia de mi sentido común.

El caos político, económico y social que dejó el primer gobierno aprista en los ochentas, dio tribuna a que nuestro actual premio Nobel de Literatura Vargas Llosa inicie una campaña por cambiar el Perú. Para ello se formó una alianza tripartita entre el PPC, Acción Popular y Libertad (que era el movimiento independiente liderado por MVLL) bajo el nombre de Fredemo (Frente Democrático). Y al ser francos era la mejor opción para gobernar y reconstruir al país. Y no fue necesario ser académico, ilustre, científico para darse cuenta de ello, pues en esas épocas mi entorno y yo que promediábamos los 13 años de edad pensábamos igual. El Apra desata una guerra sucia contra el Fredemo, acusándolos de un gobierno aristocrático alejados del pueblo, satanizaron a Mario Vargas Llosa y le dieron cabida a un ingeniero totalmente desconocido que terminó siendo presidente, Alberto Fujimori. Fujimori salió de las cenizas de un incendio proselitista producto de un conflicto cuasi-bélico entre el Apra y el Fredemo.

Para 1995 y el 2000 Alberto Fujimori había comprado la mayoría de los medios de comunicación para hacer campaña proselitista en ambas elecciones difamando y desacreditando a todos sus oponentes. Esta vez fue él quien sataniza a todos los partidos políticos y el que impone la valla electoral para desaparecerlos. Esto fue más evidente en el año 2000, donde la prensa sensacionalista, que tiene mayor acogida popular, emprende una campaña de desprestigio a los demás candidatos. Inclusive medios televisivos también, como el medio estatal, se prestaron para esta guerra sucia. Hay quienes afirman, que muchos medios periodísticos y periodistas fueron víctimas de una persecución política. El resultado final fue el éxito de Fujimori reeligiéndose en dos ocasiones.

La defensa de las ideas socialistas, el populismo que sostenía el Apra, Perú Posible y el Partido Nacionalista; y la incapacidad y/o mezquindad de resguardar las raíces doctrinales de su partido por parte de Lourdes Flores, le permitieron perder las elecciones presidenciales en el 2001 y el 2006. La doctrina del PPC está basada en el socialismo cristiano, lo que a mi entender me pareció muy mezquino de parte de Lourdes no defender todos los ataques que se le dirigieron tildándola como liberalita, argumento preferido de las bases socialistas que defienden Alan García y Ollanta Humala, y el populismo de Alejandro Toledo. La ultima vez la batalla campal se traslada a los spots publicitarios que se transmitía en los medio televisivos, sobre todo las últimas semanas, donde los ataques eran mutuos entre los candidatos que tenían mejores posibilidades de ganar las elecciones.

Este año, a diferencia del 2006, la guerra sucia no tiene su escenario en las campañas publicitarias en los medios audiovisuales. Esta vez el caballito de Troya son las encuestadoras. Así es, es increíble como los resultados varían de una a otra encuestadora. Yo he participado en un sondeo on line en tres ocasiones, y las tres veces los resultados han sido totalmente distintos a lo que las encuestadoras publican. Lo que a mi particular forma de ver las cosas es difícil creer en las encuestadoras. Cada una acomoda sus resultados según convenga algún candidato, tratando así de manipular la intención de voto de los electores. De tal manera la gente dejará de votar por su candidato preferido, si este viene descendiendo en las encuestas; y por otro lado, el elector decidirá su voto para que no gane el que no le conviene.

Como se dan cuenta, en el Perú nadie decide su voto bajo el criterio de elegir al candidato que proponga un mejor plan de gobierno – como manda la lógica electoral-, porque los votos son maniatados por las guerras sucias. Lo cual me da otra razón más para seguir pensando que nuestra población electoral no debe ser obligada por un dispositivo legal que invite a ciudadanos cuyo nivel cultural no les permite tener un criterio consensuado y consciente para votar, y que son las víctimas de la anti campaña.

Amigo lector, este 10 de abril emita un voto a través de un “llamado a la conciencia”, no sea víctima de la manipulación de la intención de voto.

lunes, 21 de marzo de 2011

¿Voluntad Popular?

A través de los siglos muchos pensadores han venido dando distintas definiciones a cerca de la democracia, y la mayoría de estos conceptos han evolucionando en el correr del tiempo, pero siempre coincidiendo en una idea similar, la participación de un grupo de personas en una decisión.

A mi modesto entender, la democracia la definiría como la voluntad del pueblo. Eso quiere decir que obedece al libre albedrio de cada uno de sus componentes, ajenamente a cualquier instrumento coercitivo que viole dicho derecho.

La voluntad que deber ser respetada y protegida por los distintos mecanismos que conforman el sistema democrático en sí, y conservarse dentro de un marco de transparencia que garantice a la voluntad tal como es. De esta premisa empezaremos a encontrar una serie de deficiencias en nuestro sistema electoral. Cuando una persona decide participar en juego, lo primero que hace es conocer las reglas del juego y cuáles son los requisitos para poder participar de una manera eficiente en el juego, y de esta manera estar en iguales condiciones que la del resto de los participantes. Esta simple analogía nos permite analizar que nuestro sistema democrático acoge elementos que no están en debida capacidad de poder manifestar su verdadera voluntad, porque nuestra constitución obliga bajo pena de multa a participar a todos los ciudadanos en los procesos electorales. Lo cual es muy injusto, cuando una persona no tiene la suficiente capacidad de saber elegir; a veces es preferible dar un paso al costado en primer instancia, y que el Estado garantice la formación necesaria para tenerla facultad de saber elegir. Ahora imagínense si esta persona que carece de un mínimo de aptitudes se le designa dirigir el proceso electoral –llámese miembro de mesa de sufragio- entonces que garantías se establecen para garantizar la transparencia del proceso. Porque no solo es que se está obligando acudir a las urnas, si no de estar en plena disposición para dirigir estos procesos cuando se le requiera. De este modo el Estado primero debe priorizar su deber de dar las herramientas necesarias para tener ciudadanos debidamente capacitados para ser parte de una junta democrática, y por otro lado disponer que los procesos electorales sean voluntarios empadronando a los ciudadanos que en realidad quieran ser participes, y una vez empadronados obligar bajo pena de multa a cumplir su respectivo compromiso con la democracia.

Ahora, que tanto el sistema electoral del Perú garantiza la verdadera voluntad del pueblo. Y mejor ejemplo es la famosa cifra repartidora que se aplicará en las elecciones congresales este año. La cifra repartidora para votos congresales se aplicará solo para aquellos partidos que en el conteo general de votos congresales hayan superado el 5% del total de los votos válidos o una lista haya puesto mínimo a siete congresistas, en pocas palabras hayan superado la valla electoral. Realmente este dispositivo electoral no obedece plenamente con la voluntad popular, porque está dentro de las posibilidades que se suscite el caso que un candidato al Congreso de la República llegue a sacar el mayor número de votos, incluso a nivel nacional, y su lista o partido no haya superado la valla electoral; simplemente este candidato en particular no entraría en el conteo final de los votos congresales por la cifra repartidora. ¡Qué tal atentado contra la voluntad popular! Y el ejemplo citado no es un caso hipotético, es una posibilidad dentro de todos los resultados que se pueden dar. Lo que invita a pensar que el Sistema está diseñado para proteger y perpetuar a los grandes otorongos y allanar al surgimiento de nuevos liderazgos que están cansados de mantener al mismo circo, gente con buena voluntad que quiere servir al pueblo y que optan su participación por caminos independientes opuestos a la oligarquía tradicional que nos vienen gobernando.

Pero la tan citada “voluntad popular” no sólo se hace manifiesta cuando hay elecciones, es notorio como ésta es ultrajada en distintas manifestaciones humanas, que hasta cierto punto son mal entendidas como democráticas, o forman parte del abuso de las malas prácticas democráticas. Es sabido que el derecho a la huelga y a la protesta están respaldadas por nuestras leyes. Pero que tan democráticas son estas manifestaciones cuando se afectan los deberes y derechos de los demás, o cuando los participantes son coaccionados. Los sindicatos, gremios, comités, etcétera son elementos representativos de una democracia, que últimamente vienen siendo víctimas del caudillaje de sus principales dirigentes que manipulan la libertad individual de los integrantes. Cuando deben ser los miembros de un gremio quienes focalizan algún reclamo ante sus dirigentes, parece ser que los dirigentes maniatan a los agremiados para servirse de ellos, como ven una distorsión del buen espíritu de la democracia. Recuerdo en la Universidad Nacional de Piura los sindicalistas extorsionan a sus representados para realizar sus respectivos paros, es decir atentan contra la voluntad de trabajar de las buenas personas de querer cumplir con sus obligaciones. Por otro lado están las bases populares que tratan de determinar el voto masivo hacia algún partido o candidato pasando por encima del criterio personal de cada uno de sus militantes, y creando mucha inseguridad y desconfianza de estas mismas personas al emitir un voto.

Como verán, muchos consideran el fin del gobierno de Fujimori como el retorno a la democracia, yo les pregunto ¿A qué democracia se refieren? ¿Usted cree que somos realmente modernamente democráticos o seguimos en la era de los antiguos caudillos? ¿Nuestro sistema defiende realmente la democracia? Reflexiónelo.

miércoles, 9 de marzo de 2011

Cuenta regresiva

Estamos a treinta días de elegir al futuro presidente del Perú, así como los respectivos congresistas y demás. La gran pregunta que nace ante estos eventos democráticos, ¿Sabemos realmente, por quién vamos a votar? ¿Es realmente una fiesta democrática donde se respeta la voluntad popular?

Para muestra un botón. En las siguientes líneas desluciré el panorama electoral que se presenta, de abrir un poco los ojos para tener verdadera conciencia al momento de emitir nuestro voto.

Uno de los principales problemas de los electores es no tener definido un candidato para estas elecciones, bien sea para presidencial, congresal o parlamento. Lo cual es grave porque esto ocasiona que muchos ciudadanos voten o elijan mal. Pues durante más de 30 años de régimen democrático, siempre se ha venido dando la oportunidad a los mismos de siempre, que valgan verdades no han hecho mucho o mejor dicho no han hecho nada. Y de esta manera el aparato político electoral viene relegando oportunidades a personas que si tiene capacidades para ejercer las riendas de nuestra nación, y dejar de lado a los políticos tradicionalistas. En parte de culpa la tienen los peruanos que son cortos de memoria o son las verdaderas víctimas de un sistema que excluye a los ciudadanos de una buena educación y a su vez obliga a estas personas, que son la mayoría a ejercer el derecho de votar, que mas es un deber cuando debería ser una voluntad, si es que se quiere comulgar con el espíritu de una verdadera democracia.

Por un lado se muestra un electorado con dificultades de acceso a la información de diversos candidatos, por el otro están los candidatos. Estos personajes que en su mayoría dan muestra de querer gobernar para servirse así mismo, antes de estar a dispensas de los ciudadanos. Vemos muchos de ellos quieren seguir en el tren engañando a los demás, y tenemos de todo. No voy a personalizar cada rasgo, pero quien lee puede tener suficiente criterio para saber de quienes se puede tratar; a las finales ellos mismos son los que construyeron esa imagen.

No es posible que hayan candidatos que durante el largo plazo (10 a más años) sigan dando formulas de cómo mejorar las deficiencias sociales de nuestro país, a través de absurdas promesas, si en su debida oportunidad no hicieron nada. Que credibilidad podemos tener sobre aquellos que nunca mejoraron la educación, ni la seguridad ciudadana, y quieren repetir el plato. ¿A caso podemos ser tan ingenuos en seguir creyendo en segundas, terceras o enésimas oportunidades? Cuando hoy veo más niños en las esquinas trabajando, cuando todos los días en los diarios los titulares siempre se tiñen de sangre, cuando el sistema educativo es totalmente desfasado e inequitativo.

Lo penoso de todo es que siempre en el Perú es la misma historia. Desde principios de la era republicana, tenemos casos como Nicolás de Piérola, quien abandonó a su suerte al ejército peruano en pleno conflicto con Chile, y vuelve a ser presidente en el último lustro del siglo XIX; Manuel Prado Ugarteche hijo del ex presidente Mariano Ignacio Prado quien abandonó el país, durante su periodo, con los fondos para comprar armas para la guerra del Pacifico; y nuestro actual presidente quien arruinó por completo nuestro país con un completo caos económico y social, quizá el peor de toda nuestra historia, que dicho sea de paso el caos social aun está presente en nuestra actualidad.

Como ven la historia no miente, y siempre el peruano ha seguido cayendo en el mismo error, será porque el sistema -que podrido está- requiere de gente ignorante para que se enquisten estos personajes y se mantengan con nuestro dinero. La verdad es que para estas elecciones hay muchos candidatos reincidentes e hijos de ex presidentes y ex congresistas.

Es cierto que el Perú atraviesa un auge económico, pero la causa de este auge no es mérito de ninguno de los presidentes que tuvo nuestro país en los últimos veinte años, pues recuerden y sepan que para salir de la ruina económica de finales de los ochenta, era necesario aplicar una política de shock para reactivar la economía en el mediano plazo y estabilizarla en el largo plazo, es decir los resultados de ahora. Y esa fue una propuesta de nuestro ilustre escritor y premio Nobel, Mario Vargas Llosa. Alberto Fujimori llegó a la presidencia del Perú engañando al pueblo, que de ninguna manera iba ejercer políticas económicas de shock. Y lo hizo con muertos y heridos, copió el modelo establecido por nuestro escritor. Y eso no es mérito para perpetuarse en el poder. Durante los primeros cinco años del presente siglo la economía empezó a dar resultados del modelo aplicado a inicio de los noventa, por lo que tampoco es mérito de los presidentes Toledo y García de la situación actual. Sin embargo, el modelo que reactivo nuestra economía es un modelo liberal de libre mercado, que busca a través de la competencia acceder siempre a mejores bienes y servicio y por ende mejorar nuestra calidad de vida. Pero el modelo no es la salvaguarda de las deficiencias sociales de nuestro país, como la pobreza, la educación y la salud, porque simplemente esa es responsabilidad estricta del Estado. Y han pasado veinte años y seguimos teniendo la peor educación a nivel Latinoamérica, servicios de salud deplorables, un sistema judicial excesivamente injusto, niveles altos de pobreza, desnutrición, corrupción. ¿Es posible tener índices de pobreza extrema en uno de los países más ricos en recursos naturales del mundo? ¿Sería justo dar el voto alguno de estos candidatos que directamente o indirectamente se relacionan con los presidentes que gobernaron estos últimos veinte años? ¿Dónde está el trabajo de los presidentes en estos últimos veinte años?

No sigamos permitiendo que se sigan perdiendo cinco años para que el Estado sea el festín de unos pocos. No olvidemos que el país es como una empresa, que tienen socios que aportan un capital y pagan a unos trabajadores para que este capital tenga mejores réditos; nosotros, los que pagamos impuestos, somos los verdaderos dueños del país, y los que conforman el Estado son nuestros empleados y no es al revés. Sepamos elegir, infórmese.