Estamos a treinta días de elegir al futuro presidente del Perú, así como los respectivos congresistas y demás. La gran pregunta que nace ante estos eventos democráticos, ¿Sabemos realmente, por quién vamos a votar? ¿Es realmente una fiesta democrática donde se respeta la voluntad popular?
Para muestra un botón. En las siguientes líneas desluciré el panorama electoral que se presenta, de abrir un poco los ojos para tener verdadera conciencia al momento de emitir nuestro voto.
Uno de los principales problemas de los electores es no tener definido un candidato para estas elecciones, bien sea para presidencial, congresal o parlamento. Lo cual es grave porque esto ocasiona que muchos ciudadanos voten o elijan mal. Pues durante más de 30 años de régimen democrático, siempre se ha venido dando la oportunidad a los mismos de siempre, que valgan verdades no han hecho mucho o mejor dicho no han hecho nada. Y de esta manera el aparato político electoral viene relegando oportunidades a personas que si tiene capacidades para ejercer las riendas de nuestra nación, y dejar de lado a los políticos tradicionalistas. En parte de culpa la tienen los peruanos que son cortos de memoria o son las verdaderas víctimas de un sistema que excluye a los ciudadanos de una buena educación y a su vez obliga a estas personas, que son la mayoría a ejercer el derecho de votar, que mas es un deber cuando debería ser una voluntad, si es que se quiere comulgar con el espíritu de una verdadera democracia.
Por un lado se muestra un electorado con dificultades de acceso a la información de diversos candidatos, por el otro están los candidatos. Estos personajes que en su mayoría dan muestra de querer gobernar para servirse así mismo, antes de estar a dispensas de los ciudadanos. Vemos muchos de ellos quieren seguir en el tren engañando a los demás, y tenemos de todo. No voy a personalizar cada rasgo, pero quien lee puede tener suficiente criterio para saber de quienes se puede tratar; a las finales ellos mismos son los que construyeron esa imagen.
No es posible que hayan candidatos que durante el largo plazo (10 a más años) sigan dando formulas de cómo mejorar las deficiencias sociales de nuestro país, a través de absurdas promesas, si en su debida oportunidad no hicieron nada. Que credibilidad podemos tener sobre aquellos que nunca mejoraron la educación, ni la seguridad ciudadana, y quieren repetir el plato. ¿A caso podemos ser tan ingenuos en seguir creyendo en segundas, terceras o enésimas oportunidades? Cuando hoy veo más niños en las esquinas trabajando, cuando todos los días en los diarios los titulares siempre se tiñen de sangre, cuando el sistema educativo es totalmente desfasado e inequitativo.
Lo penoso de todo es que siempre en el Perú es la misma historia. Desde principios de la era republicana, tenemos casos como Nicolás de Piérola, quien abandonó a su suerte al ejército peruano en pleno conflicto con Chile, y vuelve a ser presidente en el último lustro del siglo XIX; Manuel Prado Ugarteche hijo del ex presidente Mariano Ignacio Prado quien abandonó el país, durante su periodo, con los fondos para comprar armas para la guerra del Pacifico; y nuestro actual presidente quien arruinó por completo nuestro país con un completo caos económico y social, quizá el peor de toda nuestra historia, que dicho sea de paso el caos social aun está presente en nuestra actualidad.
Como ven la historia no miente, y siempre el peruano ha seguido cayendo en el mismo error, será porque el sistema -que podrido está- requiere de gente ignorante para que se enquisten estos personajes y se mantengan con nuestro dinero. La verdad es que para estas elecciones hay muchos candidatos reincidentes e hijos de ex presidentes y ex congresistas.
Es cierto que el Perú atraviesa un auge económico, pero la causa de este auge no es mérito de ninguno de los presidentes que tuvo nuestro país en los últimos veinte años, pues recuerden y sepan que para salir de la ruina económica de finales de los ochenta, era necesario aplicar una política de shock para reactivar la economía en el mediano plazo y estabilizarla en el largo plazo, es decir los resultados de ahora. Y esa fue una propuesta de nuestro ilustre escritor y premio Nobel, Mario Vargas Llosa. Alberto Fujimori llegó a la presidencia del Perú engañando al pueblo, que de ninguna manera iba ejercer políticas económicas de shock. Y lo hizo con muertos y heridos, copió el modelo establecido por nuestro escritor. Y eso no es mérito para perpetuarse en el poder. Durante los primeros cinco años del presente siglo la economía empezó a dar resultados del modelo aplicado a inicio de los noventa, por lo que tampoco es mérito de los presidentes Toledo y García de la situación actual. Sin embargo, el modelo que reactivo nuestra economía es un modelo liberal de libre mercado, que busca a través de la competencia acceder siempre a mejores bienes y servicio y por ende mejorar nuestra calidad de vida. Pero el modelo no es la salvaguarda de las deficiencias sociales de nuestro país, como la pobreza, la educación y la salud, porque simplemente esa es responsabilidad estricta del Estado. Y han pasado veinte años y seguimos teniendo la peor educación a nivel Latinoamérica, servicios de salud deplorables, un sistema judicial excesivamente injusto, niveles altos de pobreza, desnutrición, corrupción. ¿Es posible tener índices de pobreza extrema en uno de los países más ricos en recursos naturales del mundo? ¿Sería justo dar el voto alguno de estos candidatos que directamente o indirectamente se relacionan con los presidentes que gobernaron estos últimos veinte años? ¿Dónde está el trabajo de los presidentes en estos últimos veinte años?
No sigamos permitiendo que se sigan perdiendo cinco años para que el Estado sea el festín de unos pocos. No olvidemos que el país es como una empresa, que tienen socios que aportan un capital y pagan a unos trabajadores para que este capital tenga mejores réditos; nosotros, los que pagamos impuestos, somos los verdaderos dueños del país, y los que conforman el Estado son nuestros empleados y no es al revés. Sepamos elegir, infórmese.
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