jueves, 16 de febrero de 2012

¿Besos fríos como la lluvia?

El clima en la ciudad de Piura es templado. Las estaciones no son muy marcadas, pues es por esa razón que tradicionalmente se decía que en Piura solo habían dos estaciones: La del tren y el verano. Pero ahora ya no hay tren, pero igual se dice que sigue habiendo dos estaciones: nueve meses de verano y tres de infierno. Por algo Piura es la ciudad del eterno calor. Con mayor razón dado el elevado promedio de sus temperaturas entre los meses de diciembre y abril y la corriente marítima del Niño, es que este periodo del año suele ser lluvioso, en algunos años con mayor intensidad que otros, y en otros con presencias de sequías. La conclusión es que en verano llueve y punto.

Por otro lado tenemos la presencia de una anomalía periódica en nuestro clima que se llama: Fenómeno del Niño. Este también se manifiesta cada cierto tiempo con distintas intensidades. Este fenómeno se manifiesta con fuertes lluvias debido las elevadas temperaturas de las aguas marítimas. En la historia del siglo veinte se dio este fenómeno en los años 1925, 1983, 1998. Con intensidades distintas y cuantiosos daños materiales en cada uno. ¡Ni modo! En Piura llueve en los meses de verano, y a veces en gran magnitud.

Lo que no logro entender, por qué la ausencia de una cultura pluvial; la falta de prevención de este fenómeno natural en todas sus escalas. Vamos a dar distintos detalles que determinan la afirmación principal de esta premisa. Lo que uno observa en nuestra ciudad, sobretodo en el centro de la ciudad, es que casi toda la infraestructura arquitectónica no ha sido diseñado para contrarrestar los embates de las lluvias; pues en su mayoría son habitaciones con techo plano, cuando la lógica –y a sabiendas de la periocidad lluviosa en los meses de verano- es tener techo a una, dos o cuatro aguas, de manera que se logre constituir una identidad arquitectónica de la ciudad, y no una ciudad con sobre techos de calaminas o canaletas al momento de evacuar las aguas ocasionan malestar a los transeúntes. Obviamente la estética y la identidad urbana se pierden por completo con estas improvisaciones de bajo costo. Y esto denota la falta de visión estética de nuestras autoridades locales que demuestran su escaso y carente nivel cultural para preservar el ornato de la ciudad. No es agradable para la vista ver techos de edificaciones, que incluso son de propiedad pública, improvisadas con techos de calaminas a un agua; cómo pudo ser posible que con el dinero de los que pagamos impuestos, una infraestructura pública esté mal diseñada.

Ahora si hablamos de la infraestructura vial y de evacuación de aguas pluviales (drenes), ahí sí que morimos de “infarto hepático”. La negligencia de no saber que en Piura llueve en verano, de nuestras autoridades, hace que nuestra ciudad colapse con cualquier lluvia ridícula. Me pregunto, ¿y si hubiese Fenómeno del Niño? ¡Desaparecemos! El aniego que sufre la ciudad con estas lluviecitas no tiene perdón de Dios. Y no solo la ciudad, vemos que muchos centros poblados de nuestra región sufre por falta de trabajos de prevención. Se siguen rompiendo carreteras, las calles, los desagües colapsan. Digo, después del desastre 1998 como que no ha quedado aprendida la lección por parte de las autoridades. ¿Dónde están las obras preventivas? Si mas no recuerdo en el 2007 se aprobó una partida económica para obras de prevención porque de manera muy misteriosa en el 2006 pronosticaron fenómeno del Niño en el 2007. Y la verdad que en el 2007 ni orín de pájaro cayó. Y tampoco se ejecutó ninguna obra; a donde habrá ido a parar todo ese dinero producto de los contribuyentes, o sea, nosotros. Y por eso ahora con cualquier chubasco la ciudad sucumbe en el aniego total, los mismos problemas de siempre, drenes obstruidos por la acumulación de basurales por parte de la misma población, agua empozada, peligro de plagas y epidemias, colapso de los desagües; en buen cristiano la ciudad se vuelve una cochinada total. En otras ciudades del país, específicamente en la sierra, después de la lluvia todo vuelve a su normalidad, como debe ser. Y ello gracias al sistema de evacuación de aguas pluviales. ¿Nadie tiene la capacidad de pensar en eso, acá?

En el 2010 hubo un cambio en el sistema de alcantarillado en toda la ciudad para poner en marcha el Proyecto Especial de Aguas Superficiales (PEAS) o PAS como lo llaman, seguro que por algún motivo que prefieren ocultar dejó de ser especial. Al acabar las instalaciones, parece que el parchado de las pistas no fue bien hecho. Prueba de ello es que después de la lluvia se sigue empozando el agua en las esquinas de la calle Cuzco con la avenida Sánchez Cerro, y de la calle Arequipa con Sánchez Cerro, las lagunas más clásicas de las lluvias piuranas. Y además ahora se empoza en la esquina de la calle Junín con la avenida Sánchez Cerro, en la misma avenida Sánchez Cerro a la altura de los antiguos terminales interprovinciales, la avenida Sullana donde en 1998 el agua evacuaba hacia el dren Grau y ahora se empoza, el cruce de las avenidas Casuarinas con Tallanes; y quien haya tenido la oportunidad de darse la vuelta por todo Piura habrá descubierto muchas más, aparte de las clásicas, como la urbanización El Chilcal, la avenida Cáceres a la altura de la urbanización Ignacio Merino, etc. Todas las nuevas pistas están mal hechas, además de la inexistencia del sistema de drenaje. ¿Nadie va a fiscalizar estas obras? ¿O tenemos que esperar otro fenómeno del Niño para recién buscar culpables? ¿Acaso esto no es una negligencia? Y es el mismo problema de todos los años, no es nada nuevo.

No es que uno escriba y que la opinión tenga un sabor acusador, porque no se trata de armar un expediente técnico donde se compruebe fehacientemente el porqué del aniego de la ciudad por cada lluviecita. Tan solo basta con tener los ojos bien abiertos y ver la triste realidad producto de la negligencia de nuestras autoridades. ¿Sí o no? Yo ya no quiero caminar media cuadra más para cruzar la acera, porque en la esquina tengo un océano.

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