Como se hace pésima costumbre de que siempre hay algo que huele mal en los gobiernos de turno. Y la verdad que desde hace más de 25 años que los gobiernos siempre conviven con los escándalos. Claro que para escándalos los hay de todo grueso y calibre.
Como ya se viene observando, este gobierno tampoco será la excepción, lo cual le sigue restando meritos a quien prometió públicamente ser el mejor presidente de la historia del Perú. Yo jamás me creí ese cuento, pero cuando algo se está pudriendo me causa hilaridad recordarlo. Y es que es el mejor motivo para dar con piedras y palo a quien con falsas promesas se hace del poder.
La noticia de esta semana, los lujos y gollerías del don Antauro Humala, quien es nada más y nada menos que el mismísimo hermano de nuestro presidente Ollanta Humala. El hermano de nuestro presidente cumple condena con pena privativa de libertad por insurrecto, por haberse levantado contra el gobierno, y haber asesinado a cuatro policías en una comisaría a la que él en compañía de otros rebeldes atacó. El saldo de muertos también arroja dos civiles.
Sin embargo, Antauro ha venido gozando de ciertos privilegios que no están acorde con la privación de la libertad. Goza de un Smartphone con salida a internet donde hace los grandes negociados con los militantes del partido de su hermano el presidente; sin explicaciones claras lo trasladan a otro penal de menor seguridad; sigue editando sus pasquines que no hacen más que infectar de dudas a los sectores más pobres de nuestro país, que dicho sea de paso, son víctimas del paupérrimo nivel educativo que sigue aquejando nuestro país; recibe visitas de personas ajenas a su familia, hasta ha confesado tener un idilio con una visitante, cuando se supone que solo debe recibir visitas de sus familiares. ¡Qué bonita familia, pero qué bonita familia!
Lo peor de todo, son las declaraciones de las autoridades penitenciarias, del Ministerio de Justicia, de la Corte de Justicia; son una verdadera ofensa al intelecto de los peruanos. Una majadería llena de mojonería. Resulta que ahora, después de tantos siglos con el mismo traje, se han dado cuenta de que la seguridad, de uno de los penales de mayor seguridad en el Perú como lo es el penal de Piedras Gordas, ha sido burlada. Acá lo único que es burlado es nuestro intelecto y sano juicio de ver las cosas. Esto es una reverenda tongada. A mi parecer, esto también es materia de investigación, dado que lo considero como una negligencia de las autoridades; así que por favor no pierdan el tiempo tratando de hacernos los sonsos. ¿Y el Presidente? Hasta ahora no mueve ni los dientes para pronunciarse al respecto. ¡Qué bonita familia, pero qué bonita familia!
Así, que asesino no va querer estar preso. No sé si el gremio de asesinos habrá protestado, pronunciado o manifestado para que puedan gozar de los mismos derechos cuando estén en la cárcel, y puede que tengan derecho a reclamar, a las finales es el gobierno de la “inclusión”.
Y como ganaba votos en su campaña don Ollanta, acusando a los fujimoristas de que podían absolver a Alberto Fujimori de todos sus crímenes y de todas sus condenas. El típico doble discurso de los malos políticos. Pero la culpa la también la tienen los que dueños y peones del circo mediático, porque carecieron de objetividad e imparcialidad. Y la culpa también la tiene la gran masa electoral que permitió una segunda vuelta entre dos candidatos con parientes sentenciados por matar gente, lo que deduce la gran ignorancia de esta masa electoral, producto del pésimo nivel educativo. No es moraleja de esta canción, pero por favor de una vez por todas elijamos por la mejor propuesta, no por el de mayor simpatía. Otro tropiezo mío con la utopía.
Para concluir, todos estos hechos obligan a pensar que la “transparencia” sigue siendo la fea del baile a la que ningún gobierno la va invitar; porque no es rentable para los dueños del chongo. Y no es que yo esté levantando calumnias, blasfemias, injurias, falsas acusaciones, ni fogata del talado descomunal; lamentablemente es el derecho a la suspicacia que el gobierno siempre nos otorga. Pero, ¿Cuál es el problema? Si a las finales al gobierno nunca le importa lo que el pueblo piense.